miércoles, 12 de noviembre de 2014

La imaginación del Padre

El libro de Luis López-Aliaga ha sido todo un descubrimiento. La vida contada a fragmentos en los que se rescatan instantes de una simplicidad hermosa. Como éste: "Una iluminación algo teatral cae sobre nosotros, sobre las botellas del mostrador, sobre la heladera, como si el cielo gris de afuera se disipara al cruzar la puerta de ese edificio de adobe; los tubos de luz cuelgan del techo alto, lejano, afirmados de los extremos por dos cables, como los trapecios de un circo que espera una función que no va a comenzar nunca. "Para mí siempre serán las siete de la tarde en el Bar Cordano", dice Teillier en alguna parte, desde alguna parte, y es extraño, pero ahí entre Cusqueña y Cusqueña, el tiempo en efecto parece estancado".